Por: Jorge Alarcón
3ra. Edición
Donde abundan las haciendas antiguas, con plantaciones interminables de vid cosechada en alguna época por esclavos traídos del sur de África; donde el sol es permanente y el ritmo de los cajones atrae a los viajeros. Ahí se encuentra el departamento de Ica, cuna del pisco y el arte negro, y poseedora de una gastronomía envidiable. Vayamos a probar.
Ica, está ubicada al sur de Lima, tan sólo a tres horas de distancia en auto. Es un destino habitual para los que tienen corto tiempo para viajar, y poco dinero para gastar, sin dejar de ser un lugar interesante y acogedor.
Éste destino, nos hace un previo saludo kilómetros antes de su entrada. En la localidad de Pozo Santo, una pequeña desviación de la carretera nos conduce a probar un potaje muy conocido y comercial, pero que sólo en este punto se puede apreciar en toda su dimensión: El verdadero Caldo de Gallina.
Este plato, básico para después de una noche de diversión limeña, se presenta en este lugar de una manera singular. Un plato con el caldo, con papa amarilla, fideos y algunas verduras, y otro para los huevos doble yema y las presas de la gallina (media gallina por lo menos). Obviamente que no es para uno solo, y creo que para dos tampoco, dependiendo del hambre que se tenga. Lo monumental de la presentación llena los ojos de los comensales que se dan cita con mucha regularidad a éste santuario del caldo de gallina. ¿Y que decir del sabor?, simplemente alucinante, como para irse caminando hasta Chile y regresar por más energía. Parada obligatoria para deleitar su paladar.
Luego de pasar Pozo Santo, llegamos a la ciudad de Chincha, conocida por sus sabrosos platos y el ritmo de su gente. Nos recomendaron ir a comer a un restaurante llamado “Tres Marías” ubicado en la carretera hacia Ica, dentro de un sembrío de uva. Afortunadamente, el chofer que contratamos conocía el lugar, ya que sólos nunca hubiéramos llegado.
El local era típico de la región. Grandes extensiones de pasto y chacras, con un arroyuelo que cortaba el sitio, con mesas al aire libre hechas de troncos de árboles y una casa de adobe en medio del lugar, en donde se ubicaban los servicios y la cocina. Como previamente me habían informado acerca de los platos característicos de ésta ciudad, solicite la preparación de una Sopa Seca con Carapulcra Chinchana, acompañada de un plato de Chicharrón de Chancho.
Cuando me trajeron el plato, los colores y el aroma me
hicieron olvidar con rapidez el caldo de gallina del desayuno, y el apetito se despertó inmediatamente. Le dicen Sopa Seca porque es una preparación de fideos con una salsa verde, acompañado de la carapulcra roja, más conocida como “mancha pecho” elaborada con papa seca y ají colorado. Creo que nunca devore con tantas ganas un potaje como ese. Después de terminarlo, por fin entendí la frase de “para chuparse los dedos”. Me parece que resumo muy bien lo que es el sabor de ésta inigualable preparación sureña.
Como complemento al extraordinario manjar, nos sirvieron una Cachina helada que puso el broche de oro a esa tarde bendita. La Cachina es un licor de uva que no se macera tanto como el vino, para que tenga consistencia clara y efectos refrescantes. Una delicia.
Finalmente abandonamos Ica, con las maletas llenas de frejol colado, algunas tejas de Helena y la satisfacción de haber probado – a mi humilde modo de pensar y sentir– el mejor plato del sur del país: Sopa Seca con Carapulcra Chinchana . Anímese, no se va a arrepentir.
Donde abundan las haciendas antiguas, con plantaciones interminables de vid cosechada en alguna época por esclavos traídos del sur de África; donde el sol es permanente y el ritmo de los cajones atrae a los viajeros. Ahí se encuentra el departamento de Ica, cuna del pisco y el arte negro, y poseedora de una gastronomía envidiable. Vayamos a probar.
Ica, está ubicada al sur de Lima, tan sólo a tres horas de distancia en auto. Es un destino habitual para los que tienen corto tiempo para viajar, y poco dinero para gastar, sin dejar de ser un lugar interesante y acogedor.
Éste destino, nos hace un previo saludo kilómetros antes de su entrada. En la localidad de Pozo Santo, una pequeña desviación de la carretera nos conduce a probar un potaje muy conocido y comercial, pero que sólo en este punto se puede apreciar en toda su dimensión: El verdadero Caldo de Gallina.
Este plato, básico para después de una noche de diversión limeña, se presenta en este lugar de una manera singular. Un plato con el caldo, con papa amarilla, fideos y algunas verduras, y otro para los huevos doble yema y las presas de la gallina (media gallina por lo menos). Obviamente que no es para uno solo, y creo que para dos tampoco, dependiendo del hambre que se tenga. Lo monumental de la presentación llena los ojos de los comensales que se dan cita con mucha regularidad a éste santuario del caldo de gallina. ¿Y que decir del sabor?, simplemente alucinante, como para irse caminando hasta Chile y regresar por más energía. Parada obligatoria para deleitar su paladar.
Luego de pasar Pozo Santo, llegamos a la ciudad de Chincha, conocida por sus sabrosos platos y el ritmo de su gente. Nos recomendaron ir a comer a un restaurante llamado “Tres Marías” ubicado en la carretera hacia Ica, dentro de un sembrío de uva. Afortunadamente, el chofer que contratamos conocía el lugar, ya que sólos nunca hubiéramos llegado.
El local era típico de la región. Grandes extensiones de pasto y chacras, con un arroyuelo que cortaba el sitio, con mesas al aire libre hechas de troncos de árboles y una casa de adobe en medio del lugar, en donde se ubicaban los servicios y la cocina. Como previamente me habían informado acerca de los platos característicos de ésta ciudad, solicite la preparación de una Sopa Seca con Carapulcra Chinchana, acompañada de un plato de Chicharrón de Chancho.
Cuando me trajeron el plato, los colores y el aroma me
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdPKg1xAKYEDJDIV8E9cM3W8OrjJcEn162MNd9V-o1xrA94ApYRoVSD5yILTGyhjmd16J8NBfY65JJlq5b937eHaSPzTF0Vt1AYMXaskl9qwwTUL8SnmlcXuGferS8qkiYixbr9Cll588/s320/sopa+seca.jpg)
Como complemento al extraordinario manjar, nos sirvieron una Cachina helada que puso el broche de oro a esa tarde bendita. La Cachina es un licor de uva que no se macera tanto como el vino, para que tenga consistencia clara y efectos refrescantes. Una delicia.
Finalmente abandonamos Ica, con las maletas llenas de frejol colado, algunas tejas de Helena y la satisfacción de haber probado – a mi humilde modo de pensar y sentir– el mejor plato del sur del país: Sopa Seca con Carapulcra Chinchana . Anímese, no se va a arrepentir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario