martes, 15 de mayo de 2007

¿Destino?, Chiclayo dí.

Por: Jorge Alarcón C.
1era. edición

El distrito de Chiclayo esta ubicado al norte de nuestro país y es parte de la provincia del mismo nombre, perteneciente al departamento de Lambayeque. Este concurrido lugar, centro del comercio norteño, no se caracteriza por bellos paisajes ni por lugares turísticos que sean su punto principal de atracción, como el muy común viajero pensaría. Chiclayo, es fundamentalmente un punto en el mapa de los aventureros para la diversión nocturna y por sobretodo para conquistar a los paladares más exigentes. Es así, que junto con un amigo de mis épocas escolares decidimos comprobar in situ lo que este lado costeño del país nos ofrecía.

Desayunos Generosos

Nuestro amigo y excelente guía, José Manuel mas conocido como “El Mariscal”, nos traslado del hotel en donde nos alojamos a una picantería/marisquería llamada “Boomerang”, cuya fachada no hacia presagiar ni al mas adivino, la extraordinaria sorpresa que nos aguardaría en su interior. La decoración no es muy atractiva, y el ambiente que nos toco era un poco oscuro para mi gusto, pero el hambre y la sed de los que ya éramos presas, nos hizo dejar de lado estos pequeños detalles. Luego de que todos los trabajadores del local saludaran a nuestro guía, quien era un asiduo concurrente del local (lo que nos libro de la cuenta), este hablo con la dama que atendía las mesas y le hizo algunos ademanes que no comprendimos. Como para darnos la bienvenida nos trajo dos cervezas heladas y un plato lleno de cancha para amenguar el voraz apetito que reflejaban nuestros rostros, lo cual nos pareció un oasis en el desierto. Cuando íbamos por la cuarta botella de cerveza, hizo su aparición la mesera con una fuente en sus manos, la cual gracias al cielo nos dejo para nuestro deleite. ¿Y qué contenía este misterioso potaje?, era nada menos que un sudado de mero con tramboyo, el cual despedía un aroma exquisito que llamaba a degustarlo rápidamente. En nuestros platos individuales, nos servimos una generosa porción de sudado (que además contenía una deliciosa mixtura de mariscos) con camote, yuca y la clásica sarandaja, un buen puñado de cancha y una cucharada de leche de tigre (que nos habían traído en una vasija). Esta combinación le daba un complemento al sabor del sudado de manera perfecta, generando una agradable sensación de gustos en nuestros aun incipientes paladares. Fue un desayuno poco ortodoxo para un par de limeños acostumbrados al pan con huevo y café diario, pero lo repetiríamos incansablemente, sobretodo después de una noche de juerga devastadora para el cuerpo. No pueden dejar de probar este platillo, al cual he tratado de describir con palabras que no expresan en su totalidad su extraordinario sabor.

Almuerzos al Aire Libre

Ya con ganas de ingerir nuevos potajes, nos dirigimos por recomendación de nuestro guía, al conocido balneario de Pimentel, a media hora de Chiclayo, dispuestos a almorzar como es debido a esa hora del día. Llegamos a un restaurante llamado “La Taberna”, ubicado frente al mar, en donde nuestro anfitrión fue “el Churre”, un piurano carente de carnes pero sobrado de buen ánimo y disposición para atendernos. Para comenzar nos trajo dos cervezas súper heladas para soportar el calor (entrada habitual en todos los sitios de comida de Chiclayo), y luego de algunos minutos nos sorprendió con una fuente de cebiche de toyo y otra de chicharrón de mariscos. En cuanto al cebiche, la frescura y la calidad del pescado es realmente insuperable, con un toque preciso de ají y limón que le dan una relevancia de sabor digno de elogio. También así el chicharrón, que incluso pasando por el proceso natural de fritura no pierde la frescura del producto marino, al cual se le esparce un poco de limón, junto con la cebolla y las yucas fritas que lo acompañan conforman un platillo al cual nadie con buen gusto se puede negar.

Para el almuerzo del siguiente día (domingo), elegimos otra vez la vista al mar, pero esta vez en el balneario de Santa Rosa , en donde abundan las embarcaciones pesqueras y los pescadores artesanales en sus totoras (embarcaciones pequeñas de paja). Al terminar un pequeño paseo por el malecón, ingresamos a la cebichería “Sabores Del Mar”, un bonito local que sobresale a comparación de las pequeñas y sencillas casas de este balneario. Su carta es muy variada y con precios cómodos para la calidad del sitio. Decidimos al fin, hacer el pedido el cual consistió en : De entrada, conchas a la parmesana, noche de bodas y un cebiche de mero; de fondo una tortilla de huevera, otra de langostinos y un sudado de tramboyo. Tremendo banquete marino. Quiero detenerme a detallar puntualmente 3 platos. Primero la espectacular entrada de conchas de abanico a la parmesana, gratinadas con queso y servidas tibias en sus contenedores naturales. Es un paraíso de sabor comerse esos mariscos que el mar norteño provee en abundancia. Insuperable. Luego, esta la “noche de bodas” que es un concentrado de pescados y mariscos servido en una pequeña taza de té (no nos quisieron dar la receta, pero por el nombre, ya sabemos para que sirve), entrada ideal antes de un suculento plato de fondo, ya que se toma caliente con una pizca de limón. Simplemente exquisito. Y como no mencionar la gran tortilla de huevera de perico, una consistente mezcla de huevos, verduras y huevera que hacen un maridaje ideal y supremo para el más exigente. Sin palabras.

El lunes, ultimo día de nuestro viaje, no podíamos irnos sin despedirnos como se debe de esta tierra que nos acogió con tanto cariño. Nuestro guía “El Mariscal”, nos recogió del hospedaje al mediodía y nos fuimos rumbo a un pueblo llamado Callanca, en las afueras de la ciudad, en donde nuestro amigo nos había dicho que servían unos platos alucinantes. Había pasado más de media hora de camino, pasando por trochas y en medio de las chacras de arroz, con un sol abrasador y con hambre y mucha sed, empezamos a pensar si realmente nuestro guía no se había perdido o desviado del camino. Luego de algunos minutos más, ya totalmente famélicos y agotados, creo que Dios es peruano, por fin llegamos al sitio indicado. Era una casa hacienda muy humilde, con 4 mesitas de madera ubicadas en la entrada, sobre pasto fresco y cañas que le daban forma al rustico comedor. El lugar se llamaba “Sr. Paraíso”, y hacia honor a su nombre por la bonita vista natural y por los platos que íbamos a probar posteriormente. El banquete final se inicio con una botella de vino artesanal, hecha por el mismo dueño, un señor mayor y de pelo cano, muy amable y campechano. El vino estaba realmente exquisito ya que lo sirven helado como aperitivo y bajativo a la vez. Comenzamos con el típico cebiche de toyo para calentar motores, el cual no tenía nada que envidiar a los de la playa de Pimentel y Santa Rosa. Después de atacar vorazmente este plato, el dueño nos trajo un potaje que particularmente yo no había probado (y eso que he viajado mucho por el Perú) : Chicharrón de Pato. Así como lo leen, pato en una versión desconocida, no en el clásico arroz, sino dorado con especias y acompañado de yuca. Realmente un manjar nacional. El sabor es exquisito y, raro en el pato, la suavidad de la carne sorprende a cualquiera. Creo que nunca bastarían los elogios para este plato. Supremo.

Estábamos muy satisfechos con la comida, con el estomago lleno y la nostalgia de saber que dentro de algunas horas nos regresaríamos a la rápida vida limeña, pero aun había más. “El Mariscal”, había pedido otro plato (me sorprendió un poco, aunque ya conocía su descomunal apetito), al cual nos resistimos en un principio, pero que al verlo y sentir su aroma, hicimos espacio en nuestro agradecido estómago y con ayuda del vino lo pudimos terminar. Era una fuente de carne seca con plátano asado, parecido a la cecina de la selva, pero de res. Estaba presentada en trozos pequeños y dorados, irresistible para carnívoros como nosotros, que desaparecimos este extraordinario plato. Sin lugar a dudas, nos hizo pensar en quedarnos a vivir ahí.

Totalmente repletos de comida, pero muy contentos y satisfechos con el viaje, nos despedimos de Chiclayo y de su gente, de sus playas y sobretodo de su inigualable arte culinario, que debe convertirse en el mayor atractivo turístico de este distrito. Con el fuerte abrazo que le dimos a José Manuel “El Mariscal”, nuestro excelente guía y amigo, en el terminal de buses, resumimos el agradecimiento hacia él y hacia ese cálido pedazo de norte que nos hizo sentir placeres nunca antes experimentados en lo que a comida peruana se refiere. No pueden dejar de ir, no se arrepentirán. Hasta otro destino.

Sándwiches de primera

Por: Maria Elena Junco G.


Aquí todo entra por el estómago, sino basta con ir a “El Peruanito” y comprobar esa sazón que resalta en todos los sándwiches que son devorados por hambrientos comensales que día a día se embarcan en un viaje culinario hacia los sabores más representativos que solo “El Peruanito” ofrece.

Es mediodía en la agitada Lima y transitando por la avenida Angamos este en Miraflores, la gente de diferentes edades especialmente los jóvenes se preparan para satisfacer sus antojos en el punto de moda “El Peruanito”, el cual recibe a todos sus invitados con un atractivo aroma que los invita a probar sus exquisiteces.

Al parecer los sándwiches “el peruanito” tienen un peculiar distintivo, los cuales son reconocidos por los asistentes, quienes no escogen un horario determinado para aterrizar y degustar los potentes sándwiches de pavo, lechón, jamón, mixto y el campestre, entre otros. Y pensando en los dulceros, hay una gran diversidad de postres como: el brownie, la torta de lúcuma, de chocolate, el keke de trigo, el keke de choclo; y como si esto fuera poco, también puede tomar un riquísimo jugo de piña, milkshake de fresa, el delicioso surtido y otros más.

Todo lo anterior mencionado tiene un precio asequible, que fluctúan entre los siete y ocho soles. Pero si a ti no te interesa el precio y solamente quieres devorar bien todos los sándwiches que el peruanito ofrece, no dudes en ir con tu amigos y disfrutar de un momento espectacular en la avenida Angamos Este 174 - Miraflores.

domingo, 13 de mayo de 2007

La esquina del sabor y del aroma

Por: Nancy Paiva S.

Para disfrutar hay que saborear, pero también es importante oler. Un último libro nos cuenta la importancia del aroma y como identificarlos, entonces ¿Porqué no aplicar este concepto a la gastronomía?... y que más que la cocina peruana.

Ese aroma criollo que puede llenar el ambiente y provocar devorar miles de platos sin ninguna espera se percibe en una esquina de Jesús María cerca al mercado de éste distrito, donde los anticuchos hacen gala de su fragancia peruana.

Y no sólo el olor es la mejor exquisitez que inunda estas calles. Desde el primer bocado este pedazo de corazón satisface también su paladar. El aderezo perfecto se mezcla con lo sabroso del choclo y el ají le pone el toque final a los benditos trozos de carne.

Al parecer, ésta delicia no está sola en la gama de platos que se encuentran en el local; los picarones, mazamorra y hasta la lasagna, son otras exquisiteces que pueden saciar a muchos estómagos.

No hace falta ingresar para apreciar que este pequeño, pero cálido lugar se encuentra atiborrado de personas. Y es que encontrar un espacio para sentarse en las pocas sillas que el establecimiento tiene, no es obstáculo para pedir una porción de anticuchos acompañado con su choclo y papa al precio de seis soles. Claro, que se preguntará si vale la pena gastar esa cantidad, pues le aseguró que sí. Ese aroma y sabor característico de las doñas de antaño que abarrotaban las esquinas con sus palitos de anticuchos sobre las brazas se encuentra justo en este local. Y me refiero no sólo a la comida, el servicio de este lugar es fenomenal.


El sabor del norte y sur, en un solo lugar

Por: Carito Mori M.

Para aquellos que no desean recorrer muchos lugares en busca de platillos típicos de nuestro país, ésta es una excelente alternativa. Con más de 100 platos a la carta, el restaurante “D’ Mi Mar y Tierra”, nos ofrece una variedad de pescados, mariscos y comida criolla, uniendo en un solo lugar el sabor del norte y sur.

Entre los platos que podemos destacar, se encuentra toda la comida a base de productos marinos como: el Ceviche de tres sabores, el Tiradito, Cojinova en salsa de quinua, Fetuchini con langostinos, el Chupe de Camarones, entre otros.

En cuanto a la comida norteña, usted puede deleitarse con la famosa Carapulcra, el Adobo de Cerdo, el Rocoto Relleno, el rico Arroz con Pato, el Seco de Cabrito, Picante de carne, el Chicharrón del Norte y la especialidad de la casa…“la Pachamanca de Cuy”, éste potaje es totalmente una delicia acompañado de choclos, papas, camotes y habas; su decoración está a base de rodajas de piña en almíbar, queso ligeramente horneados y su infaltable crema de rocoto. Lo máximo, el sabor es indescriptible.

Doña Juana Ramos, gerente general del restaurante nos comenta que la mixtura de sabores se debe a que su familia es del sur del país, y la de su esposo es del norte, es por ello que decidió unir una gama de sabores en un solo lugar para el deleite de sus clientela.

Con cinco chefs, entre ayudantes y especialistas, hacen posible que los más de 100 platos a la carta, se encuentren todos disponibles. Siendo su principal atractivo: la buena sazón de doña Juana, la calidad y atención a precios accesibles, desde 10 a 30 soles, usted puede comer bueno, rico y muy bien.

Así que no se imagine más y hágale caso a su estómago. “D’ Mi Mar y Tierra” los espera en la calle Porta 186 - Miraflores, desde el mediodía hasta las 11 de la noche, de lunes a domingo.

De la selva sus potajes

Por: Luis Chávez J.

El encanto de la amazonia peruana no sólo está en sus lindas mujeres, sino también en sus deliciosos platos de comida y en sus exóticos tragos que a más de uno incauto le habrá provocado ciertas sensaciones. Es así, que no es necesario viajar para poder disfrutar de un rico plato de Cecina o tal vez un Chorizo con Tacacho y beber el exótico Uvachado, todos estos platos, bebidas oriundas de nuestra selva y más, los podemos encontrar en el restaurante típico “el Aguajal”.

En el “Aguajal”, puedes disfrutar de diversos platos como: el Filete de Ciervo con salsa de maní, las dos variedades de Juanes, ya sea de pollo o de cecina y si prefieres sólo la cecina amortajada, ésta viene acompañada con plátanos a la leña y la yuca amarilla que es traída desde la misma tierra de Tarapoto.

El plato especial o como se dice en el restaurante, el potasio del día es el Inchik-Api de gallina, es servido en una vasija enorme ideal para 6 personas, ya que contiene 6 presas de gallina, yucas amarillas bañadas con salsa de maní picante, arroz y cecina picada. Además, el plato esta acompañado de una presa de cuy y para el bajativo su respectiva media jarra de Uvachado (es uva macerada con aguardiente).

Y si hablamos del habiente del restaurante, este no pasa desapercibido, ya que esta adornado con plantas selváticas, animales disecados, y de fondo la música típica de la amazonia que hace que te sientas internado en la misma selva peruana y ni hablar del aroma de la comida que captura a todos sus presentes. Si ya te dejaste capturar, “el Aguajal” los espera en el jirón Carlos Izaguirre 431 - Los Olivos, a precios muy accesibles entre 7 y 12 soles el plato personal.

Gran opción a bajo presupuesto

Por: Nancy Paiva S.

Cenas en lugares elegantes, sorpresas inesperadas y buen trato son algunas de las acciones que un joven puede hacer para impresionar a una chica, pero ¿Hasta cuanto nos puede costar?

Muchas veces, sólo pensar llevarlas a restaurantes en San Isidro o Miraflores puede ser un dolor de cabeza y un gran vacío en nuestro presupuesto, sin embargo esto acabó.

MYO restaurant – bar es la mejor opción para deslumbrar a una chica. El ambiente elegante que nos ofrece este establecimiento ubicado en la avenida las Camelias 179, San Isidro impresionaría a cualquier conquista.

Para esa noche especial, le recomendamos la pizza MyO Mozzarella; contiene salsa de tomate casera, jamón del país, salame húngaro y salame napolitano acompañado con dos copas de vino a treinta soles.

Si usted es de las personas con un presupuesto más ajustado la pizza De Chorizo que contiene mozzarella, salsa tomate casera, chorizo español picante es una buena alternativa a sólo veinte dos soles.

No le recomendamos que esa noche pida My chola ya que esta pizza contiene cebolla. Claro que si usted es una persona muy segura, el olor no será impedimento para acabar bien la velada.

En el distinguido MYO restaurant – bar también encontrará la mejor atención que sorprenderá a esa chica tan afortunada de conocer un buen lugar.

MYO nos permite degustar la suculenta comida, fusión de la cocina mediterránea y peruana, además la gran variedad de tragos y aperitivos satisfacen nuestro exigente paladar.

Ahora sólo depende de usted, escoja lo mejor.